Cuáles son las etapas del despertar espiritual
Las etapas del despertar espiritual pasan por el despertar de la consciencia, son varias y no siguen un orden concreto, pero, en líneas generales, te puedes guiar por estas indicaciones.
Primero despertar la consciencia
Hay que tener en cuenta que “conciencia” y “consciencia” no son lo mismo. La conciencia es una voz interior que, por intuición, te dice si algo está bien o mal, con respecto a tus convicciones. La consciencia es un estado el que te das cuenta de qué eres, como eres, en qué entorno te mueves y cómo es este entorno.
Al despertar la consciencia es como si descubrieras que has estado con todos o parte de los sentidos dormidos.
Pondré un ejemplo:
Una persona ha sido educada desde pequeña en una cierta tradición a seguir, por ejemplo: comportarse correctamente, estudiar, encontrar un trabajo estable, casarse, tener hijos, mantener a su familia lo mejor posible y, de vez en cuando, darse pequeños caprichos: unas vacaciones, un coche nuevo, salir el domingo a comer a un restaurante o tumbarse en el sofá a ver una película o el futbol por la tele con una cerveza en la mano.
Esta forma de vivir es bastante corriente. No es ni buena ni mala, simplemente es seguir de forma automática, la educación recibida y no plantearse si puede haber otra forma de vivir.
Desde luego, muchas personas, la mayoría, viven de esta manera y no se puede decir que sean infelices.
Está claro que hay cosas que les molestan: el gobierno, las leyes, la subida de los suministros, y “las cosas normales de la vida”. Por supuesto, lo comentan con los amigos cuando salen de vez en cuando. Critican todo, “arreglan el mundo” en dos conversaciones, para terminar con un resignado “qué le vamos a hacer, no se puede luchar contra el sistema”. Se sienten “desahogados” durante el breve tiempo en que despotrican de todo y luego todo continua igual.
Tal vez tú has vivido así, al menos durante un tiempo.
Pero, un día ocurre algo. Cualquier cosa, grande o pequeña, hace que algo en tu interior cambie.
Puede ser algo importante, como una enfermedad, un accidente, la muerte repentina de un ser querido, la pérdida repentina de un empleo y con él la estabilidad. O puede ser un cúmulo de cosas pequeñas, empezar a sentir que algo no va bien, que a esa vida más o menos perfecta le falta algo. No sabes lo que es, pero empiezas a sentir que no basta. Que las cosas que te interesaban ya no son suficientes, que la rutina que has seguido ya no te llena como antes y que, sea lo que sea, algo te falta.
Probablemente, la secuencia es ésta:
- Empiezas por sentir una vaga insatisfacción
- La insatisfacción se acentúa y sientes una especie de vacío
- Tus rutinas te aburren
- “Despotricar” con tus amigos ya no es divertido, porque te das cuenta de que no “arregláis” nada, luego todo sigue igual
- Generalmente, entran ganas de “hacer limpieza” y desprenderte de cosas que ya no usas hace tiempo, pero, por nada del mundo, hubieses querido tirar.
- Y casi sin darte cuenta, empiezas a apreciar cosas que siempre habían estado ahí, pero en las que nunca habías reparado, como las estrellas, la naturaleza, las puestas de sol, los sonidos de los pájaros.
- Entonces llegan las preguntas: ¿estoy bien? ¿estoy mal? ¿mi salud está bien? ¿será cosa de la edad? ¿he tomado un rumbo equivocado en mi vida? Y cientos de preguntas más. Preguntas para las que no tienes respuesta.
No, no es una enfermedad, únicamente has abierto la consciencia al mundo que te rodea. Todo eso ya estaba ahí, pero tú no lo habías visto porque tu mente no estaba entrenada para ello.
Otras veces, como el caso de acontecimientos graves como los anteriormente descritos, esto no ocurre paulatinamente, sino repentinamente. Un acontecimiento traumático puede abrir de golpe la consciencia de una persona.
Entonces, es cuando te pones a buscar respuestas. Ahí empieza el camino difícil. Puede ser que busques ayuda profesional de un psicólogo o un médico y, a menos que estén “despiertos” también y familiarizados con la cuestión, te van a someter a terapia conductista o te van a dar antidepresivos.
Pero, aunque, estos tratamientos, puedan adormecerte por un tiempo, una vez iniciado el proceso no se puede parar. Lo único que va a satisfacerte es alimentarlo.
Para ello, empieza por cambiar tu estilo de vida:
– Disfruta y aprecia la naturaleza, el sonido de la música y el placer de cuidar tu cuerpo para sentirte mejor.
– Lee todo lo que encuentres sobre el tema. Te dejo unas sugerencias en la sección de “libros recomendados”
– Habla con otras personas, sin dar demasiados detalles al principio. Pronto te darás cuenta de que hay más personas que está sintiendo lo mismo.
– Y, por encima de todo, conócete. Pregúntate sobre situaciones y sentimientos, hasta que llegues a saber quién eres de verdad y que es lo que verdaderamente deseas.
– Si te sientes demasiado perdido/a puedes hablar conmigo o cualquier otra persona de tu elección que te pueda acompañar en el proceso.
– Y si quieres conocer y charlar con otras personas como tú, he creado este Canal de Telegram donde poder expresarnos libremente.
En cualquier caso, no me queda más que felicitarte, no todo el mundo “despierta” y decirte que no estás solo o sola en esto. Somos muchos/as y cada vez seremos más.