La palabra meditación viene del latín “meditatio” que originalmente indicaba un tipo de ejercicio intelectual, mientras que la palabra “contemplatio”, contemplación, se reservaba para un uso más religioso o espiritual.
Mientras que meditación era una especie de análisis más o menos intelectual sobre un tema filosófico en particular, en la contemplación se perseguía el silencio mental, dedicado a conectar con la divinidad. Se llegaba a la contemplación por medio de la oración.
Con el paso del tiempo, la contemplación se asociado con la parte más acética y reservada solamente a los monjes, místicos o ermitaños.
La meditación se ha transformado hasta ser una especie de mix, con muchas variaciones en la que, por medio de mantras, es decir de frases repetitivas, se alcanza una especie de trance.
Desde un fin terapéutico hasta un silencio mental absoluto, varias formas de meditación son posibles.
Aunque las personas suelen elegir los métodos de meditación por modas o por quien les introduzca en ellas, lo mejor es elegir el método en función de qué tipo de persona eres: visual, auditiva o kinésica principalmente.