Quien soy

Mi nombre es Nymywe.

No es mi nombre real sino mi nombre esotérico. Lo elegí en honor a La Dama del Lago a quien estoy unida por lazos que no tienen que ver con este mundo.

En el mundo real, todo comenzó cuando el azar (que no es sino el destino disfrazado) me llevó a llevar los controles de un programa de radio de misterio.

No voy a contar como llegué a la Radio porque no es relevante, pero sí diré que marcó un antes y un después en mi vida.

Desde que soy consciente me habían pasado cosas muy raras. Cosas que no tenían explicación racional.

Aprendí enseguida a no contarlas. Todo el mundo se burlaba de mí y mi madre me dio el cariñoso apodo de “Antoñita la fantástica”, a pesar de que la mayoría de mis “intuiciones” acaban siendo realidad.

Cansada de hacer el ridículo tanto el cole como en casa, decidí callarme e investigar cuando pudiera de que se trataba todo aquello porque yo también estaba convencido de que para todo debía haber una explicación.

Pasaron los años y aterricé en la Radio. Poco después, tuve que sustituir al compañero que llevaba los controles de un programa de misterio que venía a hacer un parapsicólogo que, para mí, que estaba más pallá que pacá.

Cierto es que, desde el minuto uno, durante el programa se escuchaban golpes que no provenían de los aparatos, se caían cosas, se le cerraba el micro sin motivo aparente y sucesos por el estilo.

Tengo que decir que yo estaba acostumbrada a aquellos fenómenos que me acompañaban desde pequeña. Mis compañeros hacían chistes sobre el tema. Pero, al señor parasicólogo; empezó desde el principio, a provocarle pánico. ¡Qué ironía! Alguien que venía a hablar de fenómenos paranormales muerto de miedo ante lo que él mismo calificó de eso mismo.

Tanto es así que al tercer programa conmigo (se emitía los sábados por la tarde-noche) el señor se levantó, dijo que se iba y no volvió nunca más.

En la Radio como en el teatro o el circo, el espectáculo debe continuar, así que cogí el micro y terminé el programa como bien pude, explicando anécdotas de las que me habían ocurrido e invitando a los oyentes a que llamaran para explicar las suyas.

Para mi sorpresa fue un éxito. La gente tenía mucho que contar y con alguien que estaba explicando sus propias historias se abrían mucho más.

El director de la emisora me dio la oportunidad de quedarme con el programa y, como me apunto a un bombardeo, dije que sí.

Por un lado, me van los desafíos, por otro, eso me daba la oportunidad de conocer e investigar todos esos fenómenos inexplicables.

Estaba decidida a encontrarles explicación lógica.

Para poder enfrentarme a los personajes que traíamos al programa con conocimiento de causa, me apunté a la única escuela de parapsicología que existía en la época en Barcelona: La Escuela de Estudios Parapsicológicos del Profesor Francisco Rovatti.

Fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Aquello era un crisol de grandes personajes del misterio que ahora son los “Grandes” sin más.

Entré allí escéptica, tal y como me había inculcado la familia y salí creyente en que no todo lo que existe se puede ver, ni tocar, ni explicar.

Aquello fue el comienzo de una vida dedicada a lo paranormal. Estudiando, practicando, integrando Órdenes Iniciáticas (en Francia, al principio ya que aquí no era posible) y descubriendo que no solo somos este cuerpo físico, sino que somos mucho más. Que, la mayoría de las personas, por no decir todas, tenemos percepciones más allá de lo que se considera normal, pero que la familia y la sociedad se encarga de que las silenciemos.

Mi vida profesional era una forma encubierta de poder contactar con las personas y conducirlas a otro nivel. En aquellos tiempos, a pesar de que el tema del misterio afianzaba puestos en el ranking de lo apasionante, en privado e individual aún te tachaban de loca.

Pasó el tiempo y las cosas fueron evolucionando. Tras muchos años de estudio y descubrimiento sentía la necesidad de transmitir todo lo que había aprendido y lo que me quedaba por aprender para que otras personas colaboraran.

En las Órdenes Iniciáticas a las que pertenezco y, habiendo alcanzado los más altos grados (no lo digo por ponerme medallas, ya que han sido muchos años y mucho esfuerzo) ya había tenido la ocasión de transmitir. Pero, aun número limitado de personas que deben cumplir ciertos requisitos.

Mi intención era democratizar el conocimiento. Pienso que todo el mundo debería tener a su alcance ese conocimiento y no ser ni “secreto” ni “discreto”. Se debe echar la semilla y la que tenga que germinar que germine.

Así, con esa intención, nació la Escuela Iniciática “La Dama del Lago”

 

 

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